Un mes de octubre completo
El mes de octubre de 2018 no está dejando indiferente a nadie, meteorológicamente hablando. Los episodios de lluvias torrenciales se han ido sucediendo, especialmente en el noreste, archipiélago balear y en algunas zonas de Málaga, y en alguna ocasión desgraciadamente con trágicas consecuencias, como la riada súbita que llevó por delante la vida de 13 personas en la localidad mallorquina de Sant Llorenç.
Además, en varias localidades estos episodios de lluvias intensas dejaron más de 300 l/m2 en unas horas. Entre estas situaciones, apareció el huracán Leslie a 200 kms de las costas peninsulares, aunque tocó tierra como una potente borrasca postropical, algo de lo que no se enteraron numerosos medios. Y para poner la guinda, el frío.
Así es, tras un mes en el que la meteorología no ha dejado de ser noticia, resulta que octubre de 2018 se despide con una irrupción de aire ártico más propia de pleno invierno. Primeros avisos por nevadas, heladas que pueden ser importantes en la mitad norte… En los Pirineos y litoral cantábrico quizás no sea una situación insólita, pero en otras zonas del país no es tan común que tengamos nevadas (y no me refiero a 4 copos) a finales de octubre.
Anomañia de la temperatura prevista a unos 1500 m para el domingo 28 de octubre. Fuente: Tropical Tidbits (ECMWF).
En superficie, tendremos temperaturas de 10 a 15ºC más bajas respecto a la media de estas fechas en algunas zonas. Y aquí entramos en un debate: ¿se puede considerar esta situación como una ola de frío? Evidentemente, los medios de comunicación ya se han lanzado a anunciar a bombo y platillo la llegada de la primera ola de frío del otoño. Sin embargo, en nuestro país resulta complicado establecer una definición de ola de frío.
Según en algunos documentos de AEMET, una ola de frío viene definida como “un episodio de al menos tres días consecutivos, en que como mínimo el 10% de las estaciones consideradas registran mínimas por debajo del percentil del 5% de su serie de temperaturas mínimas diarias de los meses de enero y febrero del periodo 1971-2000”. Se trata de una definición complicada de entender para el público en general (también para algunos profesionales).
Y de momento, descartan que episodios de bajas temperaturas que se puedan dar en marzo o a finales de octubre, puedan recibir la denominación de ola de frío. Es decir, tendremos episodios de temperaturas anormalmente bajas, pero no olas de frío en esos meses que quedan algo más alejados del invierno.
Índice EFI de temperaturas mínimas para el lunes 29. Cuanto más cercano a -1 y 1, mas raro es el fenómeno. Fuente: Weather.us
Sin embargo, la OMM y algunos climatólogos las definen como un “fuerte enfriamiento del aire, motivada por la invasión de una masa de aire muy fría, que se extiende sobre un amplio territorio”. Es decir, a grandes rasgos, la situación del último fin de semana de octubre sí que sería una ola de frío. En gran parte del territorio, durante unas 72 horas, tendremos anomalías negativas de 10ºC o más tanto en superficie como a 1550 m.
Venimos de una semana de temperaturas muy suaves, en algunos casos alcanzando los 27/28ºC. El cambio va a ser muy brusco, y de hecho se alcanzarán temperaturas de pleno invierno. No hay que olvidar que en la ecuación del riesgo, entran en juego la vulnerabilidad y la exposición de la población ante un peligro (en este caso el frío).
La población no está educada y preparada ante estos episodios de frío y calor tardíos o tempranos. Hay que dejarse de tantos formalismos y cifras, y hay que educar y sensibilizar más a la sociedad.