Tonga: "supervolcanes" y su repercusión en el clima

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Autor: Iván Herrera Marín - Iván Herrera Marín | CTO Responsable Técnico en TROPOSFERICA. Meteorólogo y comunicador. Diseño gráfico. Ciencias Ambientales.
19 de enero, 2022

LA FUERZA INDÓMITA DE LA NATURALEZA

El pasado sábado día 15 de enero se produjo la erupción del volcán Tonga. Un volcán de origen submarino cuyo cráter formaba un pequeño islote, parte del Anillo de Fuego del Pacífico, al este de las Islas Fiyi. La aportación de agua al interior del cono tras un derrumbe previo, podría haber incentivado una cadena de fuertes explosiones, súbitas y repentinas.

REPERCUSIÓN MUNDIAL

La erupción fue breve, de a penas unos 8 minutos. Aun así, el sonido de su explosión se pudo escuchar incluso en Alaska, a 9000 kilómetros de distancia, elevándose su columna de humo y cenizas hasta los 20 kilómetros de altura. Pese a su corta duración, liberó tantos gases en esos 8 minutos como el Cumbre Vieja, en la Isla de la Palma, durante sus tres meses de erupción.

Incluso aquí en España pudimos percibir la erupción. Sus ondas de choque u ondas de presión se propagaron por todo el planeta, de la misma manera que se propagan las ondas cuando tiramos una piedra en mitad de un lago. Los barómetros experimentaron oscilaciones de apenas 1 a 2 hPa en torno a las 20-22 horas del mismo día.

Esta variación en la presión atmosférica también comportó un aumento del nivel el mar en la cuenca mediterránea, por ejemplo, en el archipiélago balear, con variaciones de 10 a 50 centímetros aproximadamente-lo que se denomina "rissaga"-. En la costa de Chile, por ejemplo, se produjo otro fenómeno como el maremoto, registrándose hasta casi dos metros de elevación del nivel del mar.

VOLCANES Y EL CAMBIO CLIMÁTICO

Grandes erupciones volcánicas a lo largo de la historia geológica de la Tierra han comportado cambios en el clima a nivel global. ¿Puede ser la erupción de Tonga susceptible de cambiar el clima? Muy difícilmente. Para conseguir un efecto directo y duradero se requiere una aportación ingente de materiales expulsados a la atmósfera, capaces de ensombrecer y enfriar la superficie terrestre -pese a emitir también gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono-.

Los principales gases responsables de un enfriamiento serían los óxidos de azufre, que en contacto con la humedad atmosférica derivaría en ácido sulfúrico, un potente aerosol capaz de reflejar la radiación del Sol de vuelta al espacio. El descenso térmico derivado a nivel troposférico podría ser de hasta 2°C.

En la historia más reciente recordaremos la erupción del volcán Pinatubo, en Filipinas, el 15 de junio de 1991 con una aportación de más de 20 millones de toneladas de óxido de azufre a la atmósfera. Se cree que provocó un leve enfriamiento.

Pero no solo afectan al clima, también al equilibrio de los ecosistemas terrestres y marinos. La erupción del impronunciable volcán Eyjafjallajökull en Islandia en 2010, además de afectar directamente al tráfico aéreo en toda Europa, produjo la contaminación de acuíferos y una proliferación masiva del plancton oceánico, entre otros.

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