Misterios en meteorología: piedras que se mueven solas

Misterios en meteorología: piedras que se mueven solas
Autor: Iván Herrera Marín - Iván Herrera Marín | CTO Responsable Técnico en TROPOSFERICA. Meteorólogo y comunicador. Diseño gráfico. Ciencias Ambientales.
25 de enero, 2024

Hablaremos no demasiado antiguo que, durante mucho tiempo, ha causado mucha curiosidad y fascinación a los científicos. Nos trasladamos al Valle de la Muerte, en California (EE. UU.). Se trata de un emplazamiento con clima extremo, desértico. Cabe destacar que se encuentra a casi 100 metros bajo el nivel del mar, “hundido”. Ostenta el récord de temperatura —fiable y contrastada— más alta del mundo, con 54,4ºC registrados en julio de 2013 —Furnace Creek—. Las precipitaciones son muy escasas, pues, encajonado entre bastas elevaciones, las masas de aire que alcanzan el valle acostumbran a ser secas y cálidas —efecto Foehn—.

UN FENÓMENO EXTRAÑO E ¿INEXPLICABLE?

Y es en este lugar inhóspito donde se ha observado un fenómeno, aparentemente inexplicable, de lo más curioso. Se observó por primera vez hacia el año 1896 por unos habitantes de la zona. Se trata de rocas de diferentes tamaños y de hasta media tonelada que, aparentemente, se mueven solas a través del desierto. Tras de sí, dejan un rastro de hasta 200 metros en pocas semanas o meses. Sin huellas ni otras marcas a su alrededor.

 

¿Qué podría estar ocurriendo detrás de este fenómeno? Científicos de diferentes especialidades se dieron cita en el lugar para “sacar la lupa” y tratar de averiguar qué estaba ocurriendo. A raíz de las primeras observaciones se lanzaron las siguientes hipótesis.

HAGAMOS DE SHERLOCK HOLMES

Desde fuera, se podría llegar a pensar en un primer momento que el movimiento sería dado por la pendiente del lugar. Es decir: un movimiento lento a través de una colina hasta el fondo del valle. Pero resulta que no existe pendiente alguna ni acantilados próximos al lugar de observaciones susceptibles de producir tal movimiento.

 

Para tratar de solucionar el misterio, dejaron sobre el terreno cámaras de vigilancia y estaciones meteorológicas.

Se pensó, también, que podría haberse tratado del viento e incluso la lluvia. Pero rápidamente fue descartada esta hipótesis a raíz de los registros observados.

Se descubrió, primero, que este fenómeno tenía ligar en invierno. Un grupo de paleontólogos de la Universidad de Columbia consiguió resolver el misterio tras mucha paciencia y una ardua investigación.

LA RESOLUCIÓN DEL MISTERIO

En este rincón del mundo, las temperaturas son realmente extremas, pasando del calor abrasador a noches bajo cero. Resulta que, durante la época más fría del año, tras un día de lluvia, esta se convertía en una “pista de patinaje helada” durante la noche. Tras endurecerse el barro superficial, las rocas son capaces de desplazarse siguiendo la dirección de la suave brisa predominante, quedando tras de sí la huella o surco.

 

 

Puntualmente, pueden llegar a moverse hasta dos metros por segundo —las más pequeñas—.

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