La familia Piccard
“No hay exploradores que encarnen tan bien como los Piccard la aventura científica y humana del sigloXX, tal como lo habría soñado Jules Verne”. Estas palabras son de la Asociación Jules Verne y hacen referencia a tres personas, Auguste Piccard su hijo Jacques y su nieto Bertrand.
El profesor de física Auguste Piccard (1884-1962) inventó el globo estratosférico presurizado para poder superar las altitudes alcanzadas hasta entonces por los globos aeroestáticos. El 27 de mayo de 1931 se introducen él y su socio Paul Kipfer en la cabina presurizada de aluminio y parten impulsados por el globo hacia lo desconocido…y logran alcanzar los 15.838 metros, una altura jamás alcanzada en globo. Allí Auguste estudia los rayos cósmicos y hace un registro minucioso de las temperaturas. En 1932 realiza otro vuelo con su mujer que es fotógrafa y bate un nuevo récord al llegar a los 16.197 metros. Y así hasta realizar 27 vuelos. Pero si le interesaba lo que había más allá de las nubes también quería llegar hasta lo más profundo de los océanos (por algo uno de sus ídolos era el capitán Nemo) y en 1937 inventó el batiscafo. En 1947 realiza las primeras inmersiones y el 30 de septiembre de 1953 alcanza en las inmediaciones del archipiélago de Cabo Verde los 3.150 metros de profundidad. El profesor Auguste Piccard se hizo muy famoso y sus proezas dieron la vuelta al mundo. El dibujante Hergé, maravillado por el científico, creó a su personaje el profesor Tornasol…que incluso se parece físicamente. Sin embargo las aventuras de la familia Piccard no habían hecho más que empezar…
Jacques Piccard nacido en 1922 y fallecido en 2008 había colaborado estrechamente con su padre en la invención del batiscafo y en 1960 realizó un viaje a las profundidades marinas para llegar hasta donde nunca se había llegado…y lo consiguió. El 23 de enero de ese año se encontraba en el archipiélago de las Marianas, se introdujo en su batiscafo “Trieste” y empezó a descender hasta alcanzar el lecho marino al cabo de 5 horas y 20 minutos: se encontraba a 10.916 metros de profundidad. Contrariamente a lo que se creía, en esas profundidades también había vida y gracias a este descubrimiento se prohibió depositar deshechos nucleares en los fondos marinos. El hijo de Jacques Piccard se llama Bertrand y nació en 1958 y como su padre y su abuelo, también es un científico e intrépido explorador. Su aventura más extraordinaria la realizó en 1999: la vuelta al mundo en globo sin escalas.
El 1 de marzo partieron Bertrand y su socio Brian Jones de Châteaux D’Oeux en los Alpes Suízos haciéndose realidad un sueño: el vuelo más largo, más apasionante que se puede realizar, la vuelta al mundo en globo. Desde que en 1783 se inventó el globo aerostático nunca se había conseguido dar la vuelta al mundo. Construyeron por recomendación de meteorólogos un globo mostruoso de 55 metros de alto, recubierto de una capa de aislante térmico y una cabina presurizada para poder alcanzar los 10 o 12 mil metros y dejarse arrastrar por los vientos de esos niveles. Si el hombre ha intentado controlar las fuerzas de la naturaleza, en este caso se trataba dejarse llevar por estas fuerzas, de aliarse con ellas. Pero al viaje no le faltarían serios contratiempos.
Partieron con su enorme globo desde los Alpes Suízos para dar la vuelta al mundo sin escalas con la ayuda únicamente del viento. Si no lo encontraban en un nivel, deberían ascender o descender hasta encontrar el viento adecuado y para ello estaban en contacto permanente vía satélite con un equipo de meteorólogos. Bertrand, que también es psiquiatra, cree que “se han de utilizar nuestras capacidades e iniciativas para adaptarnos a los imprevistos de la existencia”. Y no faltaron los imprevistos. El primero lo tuvieron al aproximarse a la frontera china. El gobierno de ese país les prohibió entrar en su espacio aéreo así que tuvieron que volar por debajo del paralelo 26º, pero faltaba que el viento fuese favorable…y lo fue. Gracias a una borrasca en el Mediterráneo oriental y a un anticiclón en la India, señalados por el equipo de meteorólogos, pudieron llegar a esa latitud. Ahora debían escoger entre dos vías: o por el norte con vientos impetuosos o por el sur con vientos más débiles. Al final los meteorólogos les aconsejaron ir por el sur por que, si bien se hacía un rodeo de 4000 kms, al menos no encontrarían las grandes borrascas del norte. Después de 11 días de vuelo alcanzaron el Pacífico. Y allí se les presentó un segundo problema: se cortó la transmisión con la base. Seis días estuvieron volando sin información, seis días angustiosos hasta que por fin se restableció la comunicación. Los meteorológos les indicaron a qué nivel encontrarían vientos adecuados. Faltaban aún 10.000 kms. y milagrosamente encontraron un nivel con vientos de 200 kms/h. El 20 de marzo aterrizaban en Egipto. Habían logrado dar la vuelta al mundo sin escalas.
Alfred Rodríguez Picó