Invierno terrible en París

Invierno terrible en París
Autor: Alfred Rodríguez Picó - Director de TAIKOMETEOROLOGIA. Meteorólogo con más de 30 años de experiencia en TV3, Catalunya Ràdio, La Vanguardia, El Periódico y otros medios, así como profesor y conferenciante con más de 1500 charlas impartidas.
8 de diciembre, 2017

Voy a explicarles un hecho meteorológico extraordinario que conmocionó la ciudad de París. Fue la situación más extrema que ha padecido la capital francesa, registrada en diciembre de 1879 y enero de 1880. Gracias a una buena red de observatorios meteorológicos y la abundante documentación, podemos explicarles lo que ocurrió con bastante detalle.

Hasta el 18 de noviembre de 1879 las temperaturas en París fueron suaves. Ese día la máxima descendió un poco alcanzándose los 10º…¡Nadie se imaginaba que no se volvería a alcanzar ese valor hasta el 6 de febrero! Un potente anticiclón se situó hacia el oeste de Irlanda, una profunda borrasca en el Mediterráneo y entre los dos centros de acción empezó a fluir hacia centroeuropa una masa de aire siberiana.

Los días 26 y 27 de noviembre empezó a nevar intensamente y los termómetros descendieron hasta 6º bajo cero y una semana más tarde un temporal de nieve con viento huracanado azotó la ciudad, depositándose de media 25 centímetros.

Entre los días 8 y 10 de diciembre volvieron a caer 10 cms más. Después de esta última nevada una masa de aire aún más fría se abatió sobre el norte de Francia. Pintores como Camille Pissarro, Alfred Sisley o Paul Cézanne plasmaron en sus cuadros los efectos de la nieve y el hielo.

En París el peso de la nieve helada provocó el hundimiento de algunas construcciones como el mercado de la Rue Château. La circulación por las calles era imposible así que el ayuntamiento de la ciudad reunió a miles de desempleados para retirar la nieve, como vemos en la imagen. Pero la pesadilla tan solo había comenzado.

Avanzaba el mes de diciembre de 1879 y París continuaba bajo la nieve y el hielo. El ayuntamiento requisa cientos de carros para transportar nieve de las calles y aceras y arrojarla desde los puentes sobre el Sena que empezaba a congelarse.

Los trineos proliferan y llega un momento en que se cuentan 5 trineos por cada 20 carruajes. La nieve helada de las aceras es causa de multitud de accidentes. Máquinas de vapor intentan fundir el hielo pero finalmente se decide utilizar toda la sal disponible, repartiéndola día y noche por las aceras y calles de la ciudad. El pintor Pierre-Auguste Renoir califica la nevada de “lepra de la Naturaleza”, pero Claude Monet queda fascinado y se pasa cada día horas y horas observando la nieve y el hielo que posteriormente plasmará en sus cuadros. Un periodista escribe: “hace un frío que parte las piedras, vemos un calentapies, un caballete y un señor enfundado en tres gabanes, las manos enguantadas, el rostro medio congelado: es el señor Monet estudiando el efecto de la nieve”. El frío se intensifica y los ríos acaban por congelarse. Cientos de navíos quedan atrapados. Entre el 9 y el 10 de diciembre se registran los fríos más rigurosos.

El día 9 la máxima es de -10.4º y el día 10 se bate un récord histórico con una mínima de -25,6º. Se abren “calefactorios” para que los parisinos encuentren un poco de calor. El día 13 de diciembre sube algo la temperatura…para volver a caer en picado el día 17 con un registro de -21,5º. Se pone de moda patinar sobre hielo. El día de Navidad se calcula que 25.000 parisinos patinan sobre el Sena. Nadie se imagina que en pocos días el río se convertirá en trágico protagonista de la ciudad.

Era el día de Navidad de 1879 y hacía un mes que París estaba bajo la nieve y el hielo. Los 25.000 parisinos patinando sobre el Sena congelado fueron causa de numerosos accidentes y la policía prohibió practicar este deporte a partir del día siguiente. Todo el mundo se había adecuado a la nieve y el frío extremo cuando el día 28 empezó a soplar un viento cálido del suroeste. La temperatura pasa de -15º a 3º positivos en pocas horas. El día 31 de diciembre la temperatura siempre es positiva (no ocurría desde el 25 de noviembre) y la nieve y el hielo se funden y Monet lo vuelve a plasmar en sus lienzos. Pero la madrugada del 3 de enero se inicia una catástrofe. A causa del deshielo el Sena experimenta una enorme crecida, convirtiéndose en un río sin control que arrastra bloques de hielo, aplastando gran cantidad de barcazas. Una crónica de la época lo comenta así: “todo tipo de deshechos descienden por el Sena, chocando como formidables arietes contra los pilares de los puentes que miles de parisinos observaban desde los muelles”. Una parte del puente de los Inválidos no resiste la presión de los hielos y se hunde. Se intenta destruir el hielo con gran cantidad de dinamita, sin ningún resultado. Los daños en las embarcaciones son incontables. Cuando parecía que la crecida disminuía y los problemas se acababan, el día 6 de enero una nueva ola de frío y nieve  vuelve a afectar la ciudad hasta el 28 de enero. A partir de ese invierno, el ayuntamiento de París compró 4000 toneladas de sal para cada temporada invernal, soterró la mayor parte de las tuberías de la ciudad a 1 metro de profundidad e inventaron un curioso quitanieves: un rastrillo gigante arrastrado por 6 caballos.

Alfred Rodríguez Picó

Comentarios