¡Nieve de película! (primera parte)

Autor: Alfred Rodríguez Picó - Director de TAIKOMETEOROLOGIA. Meteorólogo con más de 30 años de experiencia en TV3, Catalunya Ràdio, La Vanguardia, El Periódico y otros medios, así como profesor y conferenciante con más de 1500 charlas impartidas.
8 de enero, 2018

Vamos a aprovechar que venimos de una situación de nevadas en muchos puntos de la Península para hacer un repaso a películas donde la nieve y el frío sean los protagonistas. Pero antes nos vamos a poner en plan "criticón" pero sin mala fe, que no vale la pena.

No hay manera de que los efectos especiales de fenómenos meteorológicos en las películas sean realmente creíbles. Rrecuerden los expertos en este tipo de efectos (con todo el cariño y admiración de un amante del cine) que rayo y trueno van separados, sino actores y actrices morirían electrocutados. En los huracanes se mueven TODOS los árboles y no solamente los de primera línea. No existen chubascos torrenciales de 10 metros cuadrados. Si llueve mucho aquí, a 10 metros seguramente también lo debería hacer. Cuando nieva y entramos en una casa, o la nieve del pelo y del abrigo se derrite al instante o   la casa se encuentra a 0º. También con lluvias torrenciales la visibilidad suele quedar reducida a menos de 100 metros. Hemos visto lluvias torrenciales con montañas al fondo a más de 50 kilómetros. Y sobre todo, si quieren hacer llover, que no haga sol, que es muy poco creible.

Un director que nos entusiasma por la credibilidad de los fenómenos naturales que aparecen en sus películas: David Lean. En “La hija de Ryan” esperó a que llegase una enorme borrasca atlántica para filmar las olas reales más grandes que jamás se han filmadopara una película. En “Lawrence de Arabia” se informó de la llegada de tormentas de arena para introducir a sus actores en el fenómeno. Incluso en una de sus primeras películas, la extraordinaria “Breve encuentro”, respiramos el ambiente frío y húmedo del Londres de los 40.



Vamos a pasar frío con el gran Berlanga, dejándonos perlas como “Plácido”. Aunque los exteriores se habían de rodar en Segovia, finalmente se escogió Manresa (también estaban en la lista Vic y Terrassa), y se hizo entre finales de otoño e invierno de 1960. Diciembre coincidió con una irrupción de aire polar que no cesó en todo el mes. Los actores y extras pasaron muchísimo frío. De hecho durante la película se insiste en el frío helador que padecían, sobre todo durante las escenas nocturnas en las que el aliento de los actores se condensa en espeso vapor. Cuatro años después otro grande del cine, el director ya comentado David Lean rodó los exteriores de “Doctor Zhivago” en los campos sorianos como si se tratase de las estepas rusas. De frío ya hizo, pero ese invierno de 1964 no nevó, así que tuvieron que fabricarla: toneladas de polvo de mármol para los planos cercanos y medios y enormes plásticos extendidos en la lejanía para simular nieve y hielo.

Y para terminar esta primera parte dedicada a películas con nieve, no puede falta "Qué bello es vivir" de Frank Capra, donde vemos una intensa nevada cayendo sobre James Stewart. El rodaje se hizo entre abril y julio de 1946, así que tuvieron que fabricar nieve artificial, y lo hicieron triturando grandes cantidades de copos de maiz blanqueado. La verdad que el invento fue muy efectivo. A partir de la década de los 80 surgieron empresas dedicadas exclusivamente a fabricar nieve artificial para películas. La empresa “Snowmasters” se encargó de las nevadas en algunos títulos de las aventuras de Harry Potter, como las que aparecen en el pueblo mágico de Hogsmeade (derecha).

Alfred Rodríguez Picó

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